El tenis ha tenido momentos gloriosos a lo largo de la historia. Sin embargo, la era que abarca los últimos 15 o 20 años tiene una particularidad única: los tres que para la mayoría de los especialistas y fanáticos son los mejores de todos los tiempos, Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, han competido entre sí y se han adjudicado prácticamente todo lo que han jugado. Con el agregado de Andy Murray, el único que logró meterse entre ese trinomio con regularidad. Luego de 16 años, otro tenista por fuera de esos cuatro logró ocupar el puesto número 2 del ranking ATP; el ruso Daniil Medvédev, que alcanzó ese lugar tras consagrarse en Francia.

15 años y siete meses fue el tiempo durante el cual nadie por fuera de los cuatro mencionados pudo meterse en el segundo puesto del ranking. La trepada de Medvédev es admirable. En febrero, tras el Abierto de Australia, en el que el que perdió la final contra Djokovic, el ruso alcanzó el puesto número tres. Y tras su consagración, el pasado domingo, en el ATP 250 de Marsella frente al local Pierre-Hugues Herbert, consiguió alcanzar el segundo lugar.

Por ahora, la distancia en puntos de Djokovic, el 1°, con respecto al resto es muy grande. El serbio tiene 12.008 puntos mientras que el ruso posee 9.940 y Nadal, 3°, 9.670. Es difícil apresurarse y aventurar que se termina una era dorada. Hasta ahora, en varias ocasiones algunos de los miembros de este cuartero tan destacado han tenido bajones y han sabido recuperarse con grandeza. Es tan grande el legado que han construido que se hace casi imposible imaginar el deporte sin ellos.

Sin embargo, el tiempo empieza a plantear un interrogante en la carrera de algunos de ellos. Murray, por ejemplo, ocupa actualmente el puesto 118° del ranking, luego de batallar contra constantes lesiones en su espalda que lo tuvieron al borde del retiro, y Federer volvió a jugar la semana pasada, luego de atravesar dos cirugías en su rodilla derecha que lo tuvieron 14 meses inactivo: el tiempo más prolongado sin jugar en su carrera.

El último en ocupar el 2° puesto previo a la irrupción en todo su esplendor del mencionado cuarteto fue el australiano Lleyton Hewitt. El oceánico, de enorme rivalidad con algunos tenistas argentinos, como David Nalbandian o Juan Ignacio Chela, logró, incluso, antes de eso, ser número 1 del mundo durante 80 semanas.