El duelo de estilos, como tal, no defraudó. Ambos propusieron exactamente lo que discursivamente sostienen y prácticamente ejecutan en términos generales. Aunque tal como era previsible también, el partido no fue vistoso. El Manchester City le ganó 1 a 0 al Atlético Madrid en Inglaterra por la ida de los cuartos de final de la Champions League y definirá con ventaja en el Wanda Metropolitano.

El juego fue muy cerrado y acorde a lo esperado. El conjunto visitante optó por defender como pocas veces se ha visto: con 10 hombres que por momentos se movieron en 10 metros de cancha. Joao Félix y Antoine Griezmann, que en teoría iban a ser delanteros, se tiraron a los costados para asistir a los laterales en la marca y dejaron al Aleti directamente sin ataque y sin ninguna intención de explotar esa faceta del juego. Con dos líneas de cinco sólo atinó a defenderse.

El conjunto inglés tuvo la pelota y la hizo circular con su habitual paciencia que por momentos se transformó en inacción ante la falta de espacios y la poca velocidad de los pases. Le faltó creatividad y también decisión para generar peligro. En los primeros 45 minutos sucedió lo que quería el Cholo: nadie pateó al arco.

Ya en la segunda parte el encuentro se hizo levemente más abierto y en esa aparición de espacios pudo aprovechar el equipo de Pep Guardiola para crear un poco más, sin hacer de todas formas un partido destacado. Tuvo su primer remate al arco mediante un tiro libre de De Bruyne que contuvo bien Jan Oblak abajo.

Desde el banco entraron tres delanteros que le dieron otra frescura al local y enseguida le otorgaron réditos. A los 22 minutos ingresaron Jack Grealish, Gabriel Jesús y Phil Foden. Fue este último el que generó la jugada del gol. Por primera vez un futbolista del City se animó a conducir en velocidad y enfrentar un rival; el joven volante se puso la cancha de frente, redujo espacios y en el momento justo le puso un pase genial a De Bruyne entre las piernas de Reinildo. El belga definió cruzado y puso a su equipo en ventaja.

Lo que siguió fue un encuentro más desarmado en el que el equipo inglés estuvo cerca del segundo. Foden fue fundamental en ese cambio de cara que tuvo el local. Sorprende que por la capacidad que mostró de romper líneas en un partido tan cerrado, que se imaginaba de ese modo, no haya jugado de entrada.

El resultado no volvió a moverse y el Manchester consiguió una ventaja mínima de cara al partido de vuelta. Nada está definido, pero para el conjunto inglés fue muy importante conseguir una ventaja que obligue al rival a adoptar una postura diferente, al menos en algún tramo, en el Wanda Metropolitano. De otro modo, se quedará afuera.