No cabe ninguna duda a esta altura que el deporte y el fútbol, particularmente, son un negocio que arroja dividendos millonarios. Los jugadores más exitosos del mundo perciben en 10 o 15 años de carrera lo que otros profesionales nunca llegan a ganar. Sin embargo, existen casos curiosos en los cuales algunos futbolistas, a pesar de haber tenido una carrera envidiable, consiguen el grueso de su dinero en otra actividad.

El nombre de Mathieu Flamini suena conocido para todo fanático del fútbol que haya prestado atención al escenario europeo en el siglo XXI. Seguramente no se lo recuerde como un jugador descollante, pero sí muy correcto, con una trayectoria formidable por clubes de primer nivel mundial.

El francés se formó en las juveniles del Olympique de Marsella, el club más tradicional de su país. Tras pasar un par de temporadas en el equipo “B”, jugó un año en el principal y uno de los equipos más poderosos del mundo posó sus ojos en él: el Arsenal. Por aquel entonces, el conjunto londinense con las figuras de Thierry Henry y Dennis Bergkamp, era de los mejores del mundo.

Un joven Flamini en el Marsella.
Un joven Flamini en el Marsella.

Allí jugó durante cuatro temporadas hasta que fue vendido al Milan de Italia, otro equipo de primer nivel, donde estuvo durante cinco años antes de regresa al Arsenal. Los últimos años los pasó entre el Crystal Palace de Inglaterra y el Getafe de España y aunque desde hace un tiempo no tiene club, aún no se considera retirado.

En todo ese trajín deportivo, consiguió ocho títulos y dejó casi € 30.000.000 en total, en concepto de dinero por su ficha, a los diversos clubes a los que perteneció, lo que implica también una serie de contratos de primer nivel que podrían haberle asegurado por sí solos un buen pasar económico para toda la vida. Sin embargo, el volante central no se quedó quieto y realizó una inversión que le trajo frutos espectaculares.

Flamini siempre tuvo inquietudes más allá del fútbol, principalmente vinculadas a la ecología. Por eso, con el dinero ganado en las canchas, en el año 2008 fundó la empresa GF Biochemichals. La misma produce, entre otras cosas, ácido levulínico, una sustancia química que apunta a sustituir al petróleo tanto en los sectores de la industria química como a modo de combustible. Además, produciría un nivel de contaminación mucho menor que el combustible fósil y hasta fue nombrada como una de las 12 moléculas clave para generar un mundo más verde.

Todo se originó cuando, tras ser vendido al Milan, conoció a su socio, Pasquale Granata, un empresario con sus mismas preocupaciones medioambientales, que lo invitó a invertir en una serie de laboratorios de la ciudad de Caserta, a unos 40 kilómetros de Nápoles, donde se podía producir este químico. En un trabajo en conjunto con la Universidad de Pisa y la Universidad Politécnica de Milán, consiguieron desarrollar el producto.

El francés muy bien escoltado por Andriy Shevchenko y Ronaldinho.
El francés muy bien escoltado por Andriy Shevchenko y Ronaldinho.

El mismo permite fabricar plásticos biodegradables, disolventes y detergentes de base biológica y combustibles limpios. El propio jugador ha generado patentes sobre más de 200 productos creados en base al ácido levulínico y hasta llegó a un acuerdo con una empresa en medio oriente para comerciar el producto por aquellas latitudes.

Por todo ese trabajo exitoso, la compañía del futbolista francés esta valuada en nada menos que € 30.000.000.000 una cifra descomunal que no tiene antecedente en ningún otro futbolista de la historia. Sus contratos en el fútbol han sido muy altos, pero no tienen punto de comparación con lo generado por esta empresa.

De hecho, y para tomar dimensión, según un cálculo hecho por la revista Forbes, el patrimonio tanto de Lionel Messi como de Cristiano Ronaldo, generado en base al dinero ganado por sueldos, publicidades, contratos de patrocinio y hasta inversiones propias, es cercano a los € 1.000.000.000, es decir, 30 veces menos que lo que sale la compañía de Flamini.

Incluso, el patrimonio del jugador francés tiene un valor mayor que el de cualquier club entero a nivel mundial. Los equipos de fútbol más caros del mundo son el Real Madrid, el Barcelona, el Bayern Munich, el Manchester United y el Liverpool. Todos están valuados en una cifra cercana a los € 4.000.000.000, por lo que si el volante central que actualmente no tiene club decidiese vender su empresa, podría comprar a cualquiera de estos clubes más de siete veces.

Si bien Flamini siempre sostuvo que a nivel profesional la prioridad siempre la tuvo el fútbol, a los 37 años y ya en la etapa final de su carrera, no tiene ninguna preocupación respecto de su futuro. No sólo a nivel financiero, respecto de lo que ni él ni su familia tendrá ninguna inquietud por varias generaciones, sino también a nivel vocacional. Podrá dedicarse a un negocio de suma importancia que sacia sus inquietudes ecológicas.