Max Verstappen ganó el F1 Sprint del GP de Austria sin transpirar. Tras una Vuelta 1 muy agresiva y precisa de Sainz Jr, que pasó a su compañero de equipo y atacó por afuera en la mítica Curva 3 del trazado de Spielberg al mismísimo Max Verstappen, comenzó a notarse el síndrome del empate entre los pilotos de Ferrari: son tan parejos en ritmo que el que va pegado atrás siempre es más rápido.