Max Verstappen ha dado una muestra de autoridad espeluznante en el GP de Miami de F1. Ante tribunas colmadas y exultantes, largó noveno con neumáticos Duros (por el choque de Leclerc), se puso segundo en 15 vueltas atacando a ritmo de Clasificación y le recortó implacablemente al puntero Pérez (Checo sufrió en las tres sesiones libres de lo que definió como 'su peor fin de semana' y ligó en la Qualy) hasta obligarlo a entrar a Boxes en la Vuelta 21; los Medios del mexicano ya no podían aguantar a Max, que estaba casi a tiro de DRS.

Desde entonces, parecía de manual que Max iba a alargar todo lo posible su stint con Duros para tener Medios lo más frescos posible y atacar a Pérez. Lo que no está en ningún manual (salvo el de pocos supercampeones a lo largo de la historia de la F1) es lo que hizo después, una de Fangio, de Schumacher, de Senna, del mejor Hamilton... y pocos más: siguió acelerando hasta que entró recién en la Vuelta 45. Verstappen volvió en la Vuelta 46 un segundo y medio por detrás de Checo y se lo devoró en dos vueltas después en una sola maniobra en la que el tapatío, inteligente, ni se resistió.

F1: paliza de Verstappen en Miami

Hoy Max demostró que Pérez puede ganar carreras y pelear este campeonato, pero él es incomparable cuando está en modo semidiós. Este fin de semana en la península de Florida, Verstappen apareció decidido a no sólo vencer a su compañero de equipo y único rival real en la lucha por el título, sino empezar a matar de raíz (anímica y matemáticamente) las chances de Checo de birlarle el tricampeonato. Y pasó lo que sabemos: quizá el mejor Hamilton o el mejor Alonso podrían, en igualdad de condiciones, darle lucha. Los demás o no tienen la velocidad, o no tienen las mañas o cometen demasiados errores (cfr. Leclerc).

En esta F1 parejísima salvo Red Bull... y Alonso, el asturiano concretó otra faena sublime y puso al Aston Martin en el tercer escalón del podio. La motivación y el nivel de Alonso provocan asombro y alegría: qué piloto nos perdimos por casi una década por no tener la F1 un auto lo suficientemente bueno para él.

Alonso maradonea cada domingo, y sus mecánicos lo idolatran
Alonso maradonea cada domingo, y sus mecánicos lo idolatran

Otro en modo implacable fue Russell. Con flema inglesa, impertérrito, inmutable, el piloto de Mercedes se fue sacando los problemas de encima en un circuito difícil para el sorpasso por la poca adherencia fuera de la línea ideal y por la mediocre performance del auto alemán este fin de semana (atenuada en Carrera, que es su fuerte).

A Hamilton le costó tanto como le viene costando desde que está Russell en el equipo, y cada vez más. No se da por vencido, y está muy cerca, pero parece lógico que con el tiempo esa diferencia ínfima se haga cada vez más nítida. Dos pilotos formidables, acaso la mejor pareja de la F1.

Rus/Ham
Rus/Ham

Para las Ferrari fue otra Carrera ignota. Sainz Jr arrancó en el podio y terminó quinto y a la defensiva con los Mercedes; Leclerc largó noveno y sufrió toda la Carrera (por falta de confianza y acaso por un auto herido). Antes de las mejoras de Imola, los de Maranello han ido mejorando su performance en Carrera gracias a una mejor comprensión del setup.

Alpine esta vez no arruinó el ritmo de Carrera que los pone como el quinto auto de la parrilla: llegaron octavo (Gasly) y noveno (Ocon), por delante de un Magnussen que rescató un punto aprovechando su largada en cuarta posición y con Stroll fuera de los puntos.

Para los demás es un spa tras el Infierno (Williams: Albon 14º; Sargeant último); el Purgatorio (Alfa Romeo, esperanzado con su futuro como Audi: Bottas 13º; Zhou 16º), o un gris Infierno (Alpha Tauri y McLaren).

Si alguna asombrada esperanza empezaba a crecer de una rivalidad acérrima estilo Hamilton-Rosberg para esta temporada 2023 de los Red Bull, Max Verstappen se ocupó de empezar a machacarla.

La próxima cita será del 19 al 21 de mayo en el histórico circuito de Imola, para el Gran Premio de la Emilia Romagna. Allí empezaremos a ver si las sanciones a Red Bull por burlar el límite presupuestario empiezan a hacer mella en la tiranía de los austríacos y Aston Martin, Mercedes y Ferrari empiezan a acortar distancias. Si no, el fin de año será una interminable siesta.

F1: paliza de Verstappen en Miami