La marca alemana quiere poseer la mayoría accionaria de la escudería austríaca, pero Horner y Marko se oponen a perder independencia y se resisten a los deseos de Dietrich Mateschitz. Los jefes de la escudería austríaca pretenden defender la inversión de Red Bull Technologies, que se ocupa de los motores fabricados por Honda actualmente, en donde ya trabajan trescientas personas.