Todavía cuesta encontrarle sentido a una patada tan descalificadora como fuera de contexto. Un defensor central que fue hacia el lateral, donde un rival tenía la pelota sin riesgo alguno y hasta marcado por su compañero, cometió una infracción fortísima y prácticamente entrega las chances de ganar de su equipo, de menor categoría.

Sin embargo, la Justicia parece tener una hipotética explicación para la cuestión: las casas de juego online. Una investigación en curso recaba pruebas sobre posibles vinculaciones entre las apuestas y la patada de Milton Leyendecker que lesionó a Exequiel Zeballos.

El ingreso de las casas de apuestas al mundo deportivo siempre es conflictivo. En el mundo hay sobrados casos de amaño de partidos vinculados a este tipo de empresas. La hipotesis judicial, en este caso, se sustentaría en un caudal sospechoso de apuestas a una expulsión del defensor de Agropecuario antes de los 10 minutos de partido,

El mundo del tenis, escenario desgraciadamente propicio para este tipo de cuestiones, por el simple hecho de que las jugadas dependen de una sola persona a diferencia de los deportes colectivos, se ha visto muy ensuciado por la irrupción de este tipo de hechos. Pero, desde hace un tiempo, este nivel de corrupción parece también haber desembarcado en el fútbol.

La semana pasada la Agencia Nacional del Crimen de Inglaterra le abrió una investigación a Granit Xhaka, figura del Arsenal por hacerse amonestar en una jugada en la que hizo tiempo con su equipo 4 a 1 arriba y a falta de cinco minutos. Las apuestas sobre una amonestación para el volante durante los últimos 10 minutos de juego se habían disparado de manera absolutamente inusual.

En marzo de este año se desató en El Porvenir un escándalo sin precedentes, luego de que el arquero del equipo asegurara que un compañero le ofreció dinero para dejarse hacer goles. El club informó que había ocho jugadores involucrados en el arreglo de partidos que fueron desafectados y señaló a uno en particular como nexo con las casas de apuestas, el motor de la cuestión.

Hace dos meses, el bochorno escaló una categoría cuando dos jugadores de Comunicaciones fueron acusados por sus propios compañeros ante la dirigencia, luego de una derrota contra Dock Sud que consideraron sospechosa.

Según Olé, los jugadores y el entrenador, Germán Cavalieri, le dieron un ultimátum a los directivos: "Se van ellos o nos vamos nosotros". La causa una vez más fue la misma: cuantiosas apuestas en torno a un resultado desfavorable para el Cartero.

El arreglo de partidos es una de las manchas más oscuras del mundo del deporte y la existencia de las casas de apuestas parece ser el peor contexto posible para esa crisis. Si efectivamente, tal como se sugiere en la investigación policial, el juego online tuvo algo que ver en la lesión de Zeballos, la cuestión es bastante más seria. ¿Cuánto dinero justifica poner en riesgo la salud de una de las principales promesas del fútbol argentino? ¿Es una lesión el límite o la problemática puede traer consecuencias más oscuras?