En estos tiempos de enormes facilidades informáticas, cualquier puede acceder a buscar el desarrollo de la carrera de Igor Stepanovs. Aquel que lo haga observará que el letón, nacido en realidad durante la existencia de la ex Unión Soviética, tuvo una carrera larga, de 20 años, sin momentos especialmente destacados, por clubes de tercer o cuarto orden de Europa.

Pero hay una excepción que reluce, que sobresale de manera muy llamativa del resto. Un paso casi inverosímil en el contexto del resto de su trayectoria, por el tremendo Arsenal de comienzos de los años 2000. Aquel de Dennis Bergkamp, Thierry Henry, Robert Pires y Ashley Cole, que dirigía Arsene Wenger. ¿Cómo llegó un jugador que solo había jugado en Letonia a uno de los mejores equipos de Europa? La increíble historia de Stepanovs es la historia de un chiste, una broma de vestuario, que tuvo más consecuencias de las esperadas.

El defensor debutó en el Skonto Riga de su Letonia natal. Jugó un año y luego pasó al Interskonto por una temporada, para regresar al Riga. En ocho años disputó 158 partidos y convirtió 13 goles, además de consagrarse campeón de seis ligas locales. Sus actuaciones eran buenas, su defensa firme y su porte físico, de 1,92 cm le daba un juego aéreo interesante. Todo eso para destacarse en su país y no mucho más.

Sin embargo, en una pretemporada en el año 2000 consiguió hacer una prueba en el Arsenal inglés. Por aquel entonces, la zaga central del equipo de la capital inglesa era compuesta por Tony Adams y Martin Keown y este último tenía algunos problemas de confianza, a pesar de haber tenido una tremenda carrera que incluye la participación en dos Mundiales. Según relató varios años después en entrevistas y en su autobiografía el mediocampista Ray Parlour, el defensor no podía soportar la competencia y cada vez que llegaba un defensor a prueba lo criticaba despiadadamente.

Por eso, sus compañeros se decidieron a molestarlo. Parlour, Bergkamp y otros referentes del equipo se sentaron junto a Keown en el banco de los suplentes a ver el partido en el cual Stepanovs estaba a prueba. Ante cada intervención del rudimentario defensor letón, los jugadores bramaban, aplaudían y destacaban por lo bajo con gran interés las supuestas enormes virtudes que tenía, aunque sabían bien que su técnica era pobre.

Keown cada vez se fastidiaba más: "¿Qué les pasa? no es tan bueno". La cuestión tuvo su pico máximo cuando, según relató Parlour, Stepanovs intentó un cambio de frente en el que falló notoriamente, por más de 20 metros, pero con la fortuna de que la pelota le cayó a otro compañero. En ese instante los artífices de la genial broma se pararon y empezaron a ovacionarlo.

Todo parecía terminar allí, pero no tomaron en cuenta un detalle: Wenger había escuchado todos los halagos sin detectar que se trataba de un chiste. Al día siguiente, cuando llegaron al vestuario, se encontraron con un nuevo compañero, Stepanovs, quien había sido fichado por un millón de euros con un contrato de cuatro años.

El paso del torpe central por el equipo Gunner fue muy malo. En tres años jugó 17 partidos y mostró en casi todos ellos una incapacidad notoria para el nivel al que se enfrentaba. En varias encuestas realizadas a los hinchas del club londinense apareció como el peor refuerzo de la historia del equipo e incluso, en algunas otras formuladas a hinchas ingleses en general, figuró alto en el top ten de peores incorporaciones de la historia de la Premier League.

Stepanovs pasó luego por Bélgica, Suiza y Suecia, donde se adecuó bastante más al nivel de juego y tuvo rendimientos más razonables antes de retornar a Letonia. Finalmente, se retiró a los 36 años y a pesar de que siempre será recordado por su pésimo paso por el fútbol inglés, se dio el gusto de integrar uno de los equipos más destacados del siglo y de ser campeón de la Premier League en 2002 y de la F.A. Cup, el torneo más antiguo del mundo, en 2002 y 2003.