No hay un cambio sideral en la opinión de los dirigentes del fútbol argentino. Siguen sin querer la vuelta del público, lo ven como un problema, por la distribución de las entradas, por los cuestionamientos y por el eterno flagelo de las barras que algunos no pueden y otros no quieren resolver. Pero en algo, todos los dirigentes de cualquier equipo en los últimos 15 años del fútbol argentino han estado de acuerdo: si el llamado viene de arriba, se acata. En medio del clima electoral, buscan acelerar la vuelta del público e implementarla en dos semanas.

La presión popular y hasta mediática influye poco. La voluntad de cuidar la "quintita" es mayor. Quedó claro el último fin de semana que no hay demasiado interés porque nadie pueda ver lo que sucede en las canchas, ni siquiera en categorías juveniles. Miles de padres denunciaron que no pudieron acompañar a sus hijos en el regreso de las inferiores AFA, porque no los dejaron entrar al predio.

Mientras al mismo tiempo se desarrollaban espectáculos en espacios cerrados, que son catalogados por todos los expertos como más riesgosos, y se jugaba la Copa Davis en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, con las tribunas al 70%, a unos pocos padres que querían estar cerca de sus hijos se les impidió la entrada a predios abiertos de miles de metros cuadrados.

Unas horas después de tal bochorno que confirma las pocas intenciones de permitir que el deporte más popular del país sea efectivamente popular, todo se acelera en el marco de otras varias decisiones que se llevan a cabo en medio de un contexto político particular.

Según pudo saber Continental, hay planes para que ya en dos semanas se juegue con público. El fin de semana del 3 de octubre se juega el Superclásico y desde algunos sectores del Gobierno, así como de la AFA, intentarán ostentar la foto de un River - Boca con público como un logro de gestión.

Desde el club de Núñez, apoyados por los otros clubes grandes, intentan conseguir permiso para que el aforo, a diferencia de lo que sucedió en partido entre Argentina y Bolivia, sea del 50% y no del 30%. Restan definir detalles que se confirmarán cuando transcurridos los coletazos más fuertes del cambio de gabinete puedan tenerse charlas más calmas al respecto, pero todo indica que en dos fines de semana habrá hinchas en la cancha.