Recientemente, el CEO de Liberty Media, Stefano Domenicali, aseguró que, de atenerse a todas las requisitorias para albergar Grandes Premios de Fórmula 1, fácilmente se podría armar un calendario de treinta fechas. El dato alarmó a ingenieros y mecánicos de la máxima, que aún con el recorte de un día en la actividad de una semana con Gran Premio deben llegar a mitad de semana a cada circuito.

La perspectiva de un Mundial con treinta carreras anuales no es en absoluto una abstracción: este año habrá 23 Grandes Premios, y el mismo año próximo, con la incorporación de China (volvería tras la pandemia) y Catar (vuelve tras su año sabático por el Mundial) se llegaría a 25 fechas.

Eso no es todo: Laurent Rossi, líder de la conturbada escudería Alpine, afirmó en las últimas horas que “si a los pilotos les dijeran de correr cuarenta fechas al año, les encantaría”.

 Es el típico caso en el que chocan las tradiciones y los 'seudoderechos adquiridos' de la F1 con el interés de la máxima. Los equipos se resisten fuertemente a eliminar la jornada de los viernes “por cuestiones publicitarias”. Pero después se oponen a participar de un calendario de más fechas “porque los mecánicos tienen que ver a sus familias”.

Para empezar: a 25 fechas anuales, si se eliminaran los viernes y se concentrara toda la actividad de la F1 en sábado y domingo, se ganaría casi un mes de “mecánicos con sus familias” a lo largo de cada temporada; el guarismo no es despreciable.

Además, económicamente, más fechas mundialistas darán decenas de millones de euros más, y no unos cuantos cientos de miles de dólares, que es lo que perderían por carrera los equipos por no tener actividad los viernes: sólo por la entrada de Catar y China en 2023, la F1 embolsaría casi cien millones de euros extra el año próximo.

Tercero: respetando los tres fines de semana de 'vacaciones estivales' europeas, todavía pueden hacerse veintiocho o treinta fechas en el año con un esquema de carreras dos fines de semana seguidos y descanso al siguiente.

Por último: como dijo Laurent Rossi, los pilotos quieren cuantas más carreras mejor, y el público también. En resumen, son muchas las fuerzas que convergen para que la F1 supere normalmente en poco tiempo las 25 fechas por año, un número que hace sólo una década parecía de ciencia ficción.

Domenicali ya avisó con sus gestos y actos desde el primer minuto de su gestión en Liberty Media (sus declaraciones casi siempre son pour la galerie) que ningún prurito tipo “país que no respeta los derechos humanos/femeninos” lo detendrá si hay suficientes morlacos para aceptar una sede.

Es lo que habrá, y la resistencia de los equipos sólo generará el desgaste político para que ningún quiosquito se toque en el que la F1 se ha debatido la mayor parte del tiempo de 2009 a 2017. Pero, como decía un político argentino del siglo XIX, “Es que el atavismo pesa”.