Es absolutamente inverosímil, pero sucedió. La carrera de un muy buen jugador que pasaba por un momento excelente quedó completamente trunca como consecuencia de un fraude insólito: suplantación y robo de identidad. Ángel Cheme, conocido en su esplendor futbolístico como Gonzalo Chila, la rompía en la Liga de Quito, hasta que su increíble secreto salió a la luz.

Era un volante por afuera, con mucho poderío físico, buen recorrido y llegada al área. Tuvo pasos por equipos menores de Ecuador, pero empezó a consolidarse en el 2003 en Aucas. Allí, empezó a suplantar la identidad de Chila. 

Pasó por Olmedo hasta que desembocó en la mejor etapa de su carrera en la Liga de Quito, uno de los mejores equipos del continente por aquel entonces. Llegó luego de la histórica consagración en la Copa Libertadores 2008 y se puso bajo las ordenes de una leyenda del club como Edgardo el "Patón" Bauza. Conquistó la Recopa 2009, la Copa Sudamericana 2009 y la Recopa Sudamericana 2010.

Enfrentó a varios equipos argentinos en esa época. Se midió ante Independiente en la Sudamericana 2010 que ganó el Rojo y se enfrentó a Estudiantes, en la Recopa 2010, en la que su equipo fue campeón.

Según surgió un tiempo después, antes de aquel partido con el Pincha, ya los dirigentes de la Liga tenían conocimiento de irregularidades severas en la documentación del jugador. Unos días antes, previo a tener que viajar a Japón durante ese mismo año para jugar la Suruga Bank, un pastor evangélico se presentó en las oficinas de la Liga con una afirmación que parecía ridícula: afirmaba ser Gonzalo Chila.

Se sentó a hablar con los dirigentes, que estaban absortos, y les hizo saber mediante pruebas irrefutables que quien ellos creían que era su mediocampista estrella era en realidad otra persona: Ángel Lizardo Cheme Ortíz. Según relató el propio jugador, el verdadero Chila se presentó al enterarse que él podía ser transferido por una cifra cercana a los tres millones de dólares y fue a pedir dinero para mantenerse callado.

Estaba todo probado: el jugador no era quien decía ser y la cuestión se había originado de manera insólita varios años antes. Cheme adoptó la identidad de Chila porque este tenía tres años menos y de esa manera podía competir en un campeonato juvenil para el que no debería haber entrado de acuerdo a su categoría real. Pero lo más inverosímil es que luego de jugar ese torneo, adoptó para toda su vida el nombre y la edad de otra persona.

Tanto había asumido el jugador su nueva identidad y tan elaborada era la mentira, que ni siquiera su propia pareja conocía su verdadera identidad. Según contó, ella se enteró cuando estaba embarazada de su primer hijo y descubrió, luego de tomar su billetera para hacer una compra, que tenía dos cédulas de identidad. Para colmo, en la de Chila, figuraba que estaba casado. Es decir, no sólo su pareja tenía dos cédulas y no se sabía realmente quien era, sino que cabía la posibilidad de que estuviese casado. 

La historia tuvo sus tintes siniestros y dramáticos también. En medio de todo ese revuelo que por el momento permanecía en relativo secreto, Guido Campaña, un periodista del diario El Universo, que investigaba el caso, fue secuestrado y amenazado de muerte luego de encontrarse con alguien que le habría otorgado documentación clave que acreditaba el fraude de Chila.

Unos pocos días después, la Federación Ecuatoriana de Fútbol comunicó una sanción que sería decisiva en la carrera del jugador: lo suspendieron por dos años, aunque un año después le perdonaron lo que quedaba de la sanción. Su carrera no fue la misma, aunque volvió a jugar en Liga. La inactividad fue determinante pero también el hecho de que no tenía 25 años como todos creían, sino 28.

En más de una oportunidad Cheme sostuvo que todo se trató de una extorsión. Que el verdadero Chila, a quien él le había pagado para utilizar su cédula de identidad, no quería siquiera una cifra determinada, sino que pretendía tener el control sobre él y demandarle dinero cada vez que se le ocurriese.

Lo cierto es que el futbolista a partir de 2012 volvió a jugar con su identidad real. Su carrera no tuvo la proyección esperada, pero tampoco fue mala, especialmente si se tiene en cuenta la gravedad de lo sucedido. Pasó por nueve clubes más de su país, algunos de importancia como Deportivo Quito y Olmedo y sigue en actividad a los 39 años, en el Club Deportivo Meridiano de la segunda división.

El caso fue tan impactante, que ante algunas de las revelaciones hechas por el jugador en mayo del 2020, Estudiantes hizo un planteo formal para que se le compute como ganada aquella Recopa del 2010. Sin embargo, en julio la CONMEBOL desestimó el reclamo y cerró la causa.