El poderoso norte de Italia, contra el humilde y despreciado sur. África dicen los del norte. Y el emprobrecido sur siempre pierde, o perdía, también en el fútbol. Era el 1 de octubre de 1989 y el Milán era el equipo mas poderoso de Europa, conformado por la base de la selección holeandesa (Rijkaard, Gullit, Van Basten), y jugadores de altísimo nivel de la selección italiana: Franco Baresi y Paolo Maldini entre ellos.

El equipito del sur traía un par de brasileños, Falcao y Careca y el as de espadas, el mejor de todos los tiempos, el que Baresi, el mejor líbero que se haya visto, dijo depués del partido: "no hay forma de marcarlo.

Y fue el día que el sur destrozó al norte. Entre un mas de patadas salvejes, Diego metió dos asistencias y un extraordinario gol picando la pelota ante la salida del arquero, y se consolidó como el máximo ídolo de Nápoles, para siempre.