Austero, adaptado a los tiempos que corren. Sin grandes figuras ni incorporaciones rutilantes, Boca consiguió lo de siempre: asegurar una hegemonía incuestionable a nivel local que se mantiene hace al menos 10 años. Jugó como casi siempre en ese lapso de tiempo o quizás un poco por debajo, pero tuvo un mérito indiscutible en los pibes del club.

Evidentemente hay muchas formas de recordar un campeonato y todas son válidas. Muchos hinchas se enfocan en las figuras que llevaron a su equipo al título. En este caso, por regularidad y participación en la totalidad del torneo, parece imposible no darle ese lugar al inmenso torneo hecho por Agustín Rossi.

Sin embargo, los que recuerden la parte final podrán hablar sin caer de modo alguno en error del Boca de Luca Langoni. Hasta casi la mitad del campeonato, el Xeneize, que no venía del todo bien, era señalado como un equipo que en ataque dependía plenamente de lo que pudiera hacer Sebastián Villa. 

El colombiano se lesionó y eso le abrió la puerta a otro juvenil, que también tuvo un muy buen año: Exequiel Zeballos. El rendimiento del “Changuito” queda más atrás por la lesión que sufrió frente a Agropecuario por Copa Argentina, pero también fue muy destacado y colaboró con el título. Quizás se le atribuye menos mérito a la actual gestión del club respecto de lo que mostró en Primera, porque es un proyecto que desde hace tiempo asoma con gran potencial, pero no deja de ser parte del Boca de los pibes.

Pero cuando él sufrió una fractura, el ataque del equipo de Hugo Ibarra se transformó en una absoluta incógnita. Faltaba un atacante que no fuera de área, distinto a Darío Benedetto y Luis Vázquez, y Langoni apareció en su máxima expresión. No es habitual que un jugador que se destaca en Reserva pase, de la noche a la mañana, a destacarse de la misma manera o incluso por encima en Primera. En general, los juveniles que llegan al primer equipo y pisan fuerte vienen de un tiempo largo de ser figuras excluyentes en el segundo equipo.

No era el caso. El delantero sobresalía, sí, pero ni siquiera del modo en que lo hacía Zeballos. Todo su nivel se potenció en la categoría más difícil, con rivales de mayor edad y en el momento más caliente del campeonato. El joven delantero por afuera con alma de goleador convirtió siete goles, con la característica de que todos valieron puntos importantes. Él sólo dio vuelta el partido con Atlético Tucumán, convirtió el del triunfo con Colón en Santa Fe y también con Gimnasia en La Plata.

Hay más casos, como el de Gonzalo Morales o el de Gabriel Aranda, que refuerzan la idea de que la actual conducción del conjunto de La Ribera reforzó el concepto de hacer jugar a juveniles, incluso en instancias clave, como hace tiempo no pasaba. Además, todos estos mencionados se mezclan con otros jóvenes surgidos del club que ya acumulan más experiencia, como Alan Varela, Cristian Medina y Agustín Sández.

Hace muchos años Boca domina a placer las competencias del fútbol local. También hace varios años no consigue obtener un título internacional. En el pasado, para conseguir los mismos objetivos y fallar en la consecución de idénticas metas, gastaba fortunas incalculables. Hoy, el gran mérito es haber logrado prácticamente lo mismo de siempre, con una inversión mucho menor y con la proyección de sacar rédito de los chicos que lo llevaron al campeonato.