El Barça se estrenó el 14 de septiembre en una nueva edición de la Champions League, la competición por excelencia del fútbol de clubes. Un escaparate internacional de primer orden donde demostró que se encuentra a años luz de los equipos punteros del continente. El equipo, que se encuentra inmerso en un período de reconstrucción, tuvo la mala suerte de quedar emparejado con el Bayern de Múnich. Uno de los clubes aspirantes a ganar la competición estrellada. Y las sensaciones que ofreció el FC Barcelona fueron verdaderamente pésimas. Toda la previa del partido quedó marcada por el funesto recuerdo del 2-8, un resultado histórico que se sumó a la lista de noches negras europeas protagonizadas por el conjunto culé.