Ante el segundo tiempo que jugó el Atlético Madrid en el Wanda Metropolitano frente al Manchester City, es imposible no preguntarse por qué eligió apostar un partido y medio por una idea netamente defensiva que tenía por único objetivo evitar una goleada. El equipo de Diego Simeone se acordó muy tarde de jugar la serie y aún así mereció un poco más, pero igualó 0 a 0 ante el de Pep Guardiola y por el 1 a 0 en contra sufrido en la ida se quedó afuera de la Champions League.

Los cuartos de final del torneo continental más importante de Europa dieron grandes partidos. En contraposición a eso, con un trámite soporífero, se desarrolló la primera mitad entre el conjunto español y el inglés.

El Aleti otra vez privilegió defenderse con mucha gente. En este caso no fueron dos líneas de cinco, ya que Joao Félix se soltó un poco más, pero la búsqueda fue la misma: evitar recibir goles aunque eso significase no arrimarse ni remotamente al arco rival.

El conjunto inglés no jugó bien pero aún así manejó la pelota con absoluta facilidad y generó una situación clarísima. Riyad Mahrez le puso un pase genial a Kyle Walker con el revés de su pie izquierdo. El lateral llegó hasta el fondo, metió el centro, Phil Foden la metió de nuevo desde el segundo palo e Ilkay Gundogan definió de zurda, pero la pelota dio en el palo.

En el segundo tiempo todo fue diferente. El equipo Colchonero salió con una actitud y una propuesta radicalmente diferente. Intentó jugar al fútbol, ni más ni menos, tener presencia en todas las facetas del juego y tratar de seguir la lógica que indica que ante la desventaja hay que atacar para para empatar. Y lo consiguió con creces: le sacó la pelota al rival, lo dominó territorialmente y le generó al menos media docena de chances de gol.

En el arranque de la segunda mitad tuvo una oportunidad con un remate de afuera del área de Antoine Griezmann, que se fue cerca. Los cambios tendieron también a fortalecer la parte ofensiva y le cayeron bien al equipo. Rodrigo De Paul, por ejemplo, ingresó e inmediatamente tuvo una buena acción en la que llegó por sorpresa al área y remató al primer palo, pero se l fue ancha.

El empate dejaba al equipo de Simeone afuera, por lo que durante los últimos diez minutos, más el tiempo adicionado que fue equivalente, atacó y cargó el área. Tuvo una serie de situaciones en las cuales un cierre justo o un fallo a la hora de disparar lo privaron del gol, pero la más clara fue una situación de barullo casi indescriptible, en la que luego de varios choques le quedó a Ángel Correa, mano a mano con Ederson. El ex delantero de San Lorenzo se apuró y pateó muy al medio. 

Cuando quedaba poco, Felipe se fue expulsado por doble amarilla, luego de un quitarle la pelota a Foden de manera limpia, pero luego pegarle una patada totalmente innecesaria desde el piso. Todo el equipo de la capital española le apuntó directamente al talentoso joven inglés, que recibió muchas infracciones.

La eliminación del Atlético deja varios mensajes claros. El primero y principal indica que su forma de juego es un estilo buscado por su entrenador y que no es producto de imposibilidad de hacer algo diferente. Su plantel es fuerte y nutrido y quedó claro que puede intentar jugar distinto y aún así dañar mucho a uno de los mejor equipos del mundo.

El City no tuvo la mejor serie y en el partido de vuelta jugó decididamente mal, tanto cuando el rival lo dejó hacer prácticamente todo, como cuando lo abordaron, le quitaron la pelota y lo atacaron. El conjunto inglés que juega brillantemente bien tiene dificultades en los partidos más trascendente y ahora se le viene en semifinales un rival que basa mucho de su nivel en su inmensa personalidad: el Real Madrid.