En 2021, el año que debía ser el de su octavo título del mundo, Lewis Hamilton debe lidiar por primera vez con Max, y volvió a apelar a prácticas despiadadas al borde de la legalidad como tantas veces con Vettel, Rosberg o Alonso (ninguna novedad en la historia de la F1). Max debe aprender a lidiar por primera vez con alguien ya no más rápido que él, pero sí con todas las mañas que le han dado 15 años en la F1, y que sabe cuándo, dónde y cómo aplicarlas para no ser sancionado por un comisariato deportivo que conoce al dedillo.

Martin Brundle, hablando de Senna (rival suyo en las categorías inferiores en los 80), comentaba: "Acostumbraba a ponernos en situaciones en las que ibas a tener un accidente si uno de los dos no levantaba, y dejaba que vos decidieses si tenerlo o no". Es lo que le hizo Max a Hamilton hasta 2020, y Ham lo dejaba ser porque no peleaba el campeonato; es lo que le hizo Ham a Max en Copse hace ocho días.

Sincerémonos: la que le hizo Lewis a Verstappen en Copse se la hizo mil veces a Rosberg durante su enconada disputa de 2014-2016. Nunca te deja nominalmente sin pista pero te deja sin espacio para reaccionar, tenés que salirte del trazado para no tocarte y perder todo, y te resignás a perder la posición (o varias posiciones juntas) en vez de toda la carrera; cuando sumás la cantidad de puntos que perdió Rosberg en 2014-15 por esas salidas de pista, verás que la diferencia con Hamilton fue mínima, y que esas salidas de pista fueron claves para ir volcando el campeonato a favor del inglés.

Como la FIA jamás reaccionará (nunca lo hizo) a las triquiñuelas más sucias en pista de Hamilton, comparables sólo con lo peor de Piquet, Senna o Schumacher, Max deberá ser menos confiado y más calculador con un piloto que puede desplegar una genialidad o una trampita en una fracción de segundo como pocos en la historia.

Me explico: quien haya jugado alguna vez juegos de carreras de F1 (los de Codemasters, los de Microprose o los de R Factor) habrá vivido mil veces lo que pasó entre Ham y Max en la curva más rápida de Silverstone: para hacer Copse con la mayor eficiencia, tenés que ir por afuera y bien a último momento levantar el pie del acelerador y cortar la curva para salir 'bien pisado', con la meta de que el rival no te coma en las enlazadas que siguen o en la pequeña recta que viene después; pero eso es visto por la Inteligencia Artificial del juego como un hueco para pasar, y si tiene más quantum que vos lo intentará por adentro como Ham, te sacará de pista y él seguirá (aunque seguramente no sin sanciones en los juegos de Codemasters). La manera de evitar eso es hacer la pequeña recta previa a Copse por adentro, doblando una o dos marchas más lento, pero dejándole el espacio exterior al rival: Ham jamás se iba a jugar por afuera en Copse porque terminaba en un techo o perdiendo posiciones con las fieras que venían atrás (Leclerc en cabeza).

Imposible que Max no supiera eso (antes de ser piloto de F1 era uno de los mejores gamers de la historia); sencillamente creyó que la tracción del Red Bull saliendo de zonas lentas más su increíble velocidad en curva iban a bastar para que Lewis no lo alcanzase antes de Copse. Cuando dos segundos después advirtió lo que Ham podía intentar, ya no tenía tiempo de cerrar su trayectoria sin 'barrer pista' y ser sancionado (se corría en casa de Lewis).  

En este sentido, lo peor que le podría pasar a Verstappen es confiarse en su velocidad bestial, porque en el nivel de paridad de este año el Mundial terminará definiéndose en pequeños detalles, y en Gran Bretaña Hamilton mostró que puede recortar de un plumazo la leve pero sostenida superioridad exhibida por Red Bull en los últimos Grandes premios.

Para enfrentar esta novedad, Verstappen debe copiar a Rosberg 2016; ver qué le molesta más a Hamilton dentro y fuera de pista (porque Hamilton se lo hará a él en todo momento, buscando reacciones destempladas del fogoso neerlandés que lo saquen de eje); y observar curva a curva todas las maniobras audaces o sucias de Ham en el pasado para cada circuito que visiten, a fin de prevenir quirúrgicamente sorpassos inesperados o autazos impunes. Pensar un poco más en el rival antes de que se produzca el rueda a rueda. Esto no implica desconfiar de tus virtudes, sino comprender que la táctica y la estrategia consiste en producir las condiciones de superioridad en las que tu rival pueda oponer la mínima resistencia posible, y que pelear un campeonato se parece más a esmerilar pacientemente una superficie dura que a dar un palazo de macho alfa de vez en cuando.

Hamilton ya lo sabe y lo aplica. Verstappen debe aprenderlo, y en esa convergencia se definirá si Lewis gana o no este año su octavo campeonato.