En los últimos años esta modalidad ha ganado cada vez más interés y se confirmó con los 87.192 espectadores que vieron la final desde el estadio de Wembley en Londres.

Es la mayor asistencia a una final de Eurocopa masculina o femenina en la historia de este deporte, aunque también es cierto que las entradas fueron bastante más baratas que lo que suelen costar las finales masculinas.