El plantel y el entrenador saben que el equipo está en crisis y deben encontrar una reacción futbolística en breve si pretenden continuar juntos hasta el final del torneo. El análisis puede justificar o no una decisión, pero mandan los resultados y aun las buenas intenciones de algunos clubes de armar algo en conjunto desde los managers, la primera división y las inferiores, que son visiblemente reconocibles como continuidad, dependieron del éxito deportivo y las vueltas olímpicas para sostenerse como idea. Pero Boca además no gana: no conoce la victoria en 2014 y se acostumbró a perder, a caer en el desánimo. Y esto genera mucha preocupación entre los dirigentes xeneizes, encabezados por Daniel Angelici, y el cuerpo técnico, conducido por el Virrey.

El presidente, incluso antes de la derrota con Atlético en Rafaela por 01, dejó una frase que confirmó las dudas de los dirigentes en cuanto a las expectativas que podían tener para que Bianchi pueda encauzar el rumbo. Hasta dejó abierta la posibilidad a ni siquiera esperar a junio para ejecutar la cláusula de finalización del vínculo hasta diciembre de 2015: "Si creo que lo mejor para Boca es que Bianchi se vaya, no me va a temblar el pulso. Mi compromiso es con Boca, más allá de la admiración y el respeto que uno le tiene por todos los años, las copas y los campeonatos", dijo Angelici.  "Todavía no se sabe a qué juega Boca, es terrible", se escuchó en Rafaela.

El DT se puso su propio límite: ganarle a Estudiantes. "No queda otra. Ahora, en la Bombonera, con la cancha llena, hay que ganar sí o sí", le comentó a su círculo íntimo y agregó: "Yo a Boca no lo perjudicaría. Si me doy cuenta de que no tengo una solución y que no puedo revertir la situación...". Esto significa que si mañana Boca no consigue los tres puntos o, al menos, no mejora considerablemente la producción futbolística, daría un paso al costado.

También les dijo a sus allegados que no lo afecta lo que digan los dirigentes, que entiende que es parte del juego y que en definitiva su compromiso es con la gente. "No les voy a hacer daño ni a Boca ni a los hinchas", les repite, aunque escucha rumores que vinculan al macrismo como uno de los sectores desestabilizantes para su continuidad en la Ribera.

El plantel se entrenó ayer a puertas cerradas en el Complejo Pedro Pompilio. Está golpeado y buscando de dónde sacar respuestas anímicas para jugar, en pocas horas, ante un Estudiantes que se presentará líder y sólido en casi todas las líneas. No sólo se desgastó la confianza de los dirigentes hacia Bianchi: también varios jugadores descreen que el Virrey pueda sacarlos de esta situación. Y hay malestar de algunos con el cuerpo técnico, aunque no lo dicen públicamente. Fernando Gago se manifiesta por lo bajo incómodo con el sistema de juego, con el funcionamiento y con sus compañeros. También Gigliotti está molesto porque siente que el técnico lo expuso en la conferencia de prensa posterior a la derrota con Belgrano. El Burrito Martínez intuía que iba a salir del equipo y sintió una sobrecarga que lo dejó fuera del partido con Rafaela.