Muchas veces se califica a un partido de bajo vuelo como olvidable. Este, en cambio, será recordado como una final muy fea en la que el miedo a perder causó estragos. En un partido soporífero, Boca y Talleres empataron 0 a 0, pero el Xeneize hizo honor a su historia y se consagró en los penales. Otra vez, como en casi todo el torneo, Agustín Rossi fue esencial.