Fue anodino, trabado, sin velocidad, sin ingenio. Boca se mostró extremadamente limitado en cuanto a la creatividad y las llegadas y Talleres, no se animó. Cuando lo hizo lastimó pero le falto precisión.

Las ocasiones de gol fueron escasas, quizá la más llamativa es la que tuvo Juan Ramírez, el nuevo refuerzo del xeneize, adquirido a San Lorenzo por tres millones de dólares. El arquero de Talleres salió mal, el defensor que debía recibir se cayó al piso y Ramírez marchó sin oposición hacia la gloria. Enfrentó al arquero, y decidió ceder hacia la izquierda a un compañero que llegaba detrás de la marca, que obviamente, despejó.