No brilló, pero ganó dos al hilo. Es cierto que probablemente haya jugado contra los dos rivales de menor jerarquía a los que enfrentó en el campeonato, pero el Boca de Sebastián Battaglia consiguió seis de seis y no es poco para el contexto en el que llegó a conducir el equipo. En este caso le ganó 3 a 1 Platense en Vicente López, con goles de Norberto Briasco, Diego González y Cristian Pavón. Nicolás Bertolo había puesto el empate parcial.

El Xeneize tuvo una postura distinta. Le dio un valor diferente a la tenencia de pelota, mucho más significativo. Intentó elaborar a partir de ella, tuvo buen pase desde la mitad y facilidades por parte del rival para construir en esos primeros metros. Con simpleza se ubicó en posición de generar daño en tres cuartos de cancha, lo que significa una mejora. Sin embargo, una vez en ese sector de la cancha no tuvo abundantes ideas.

Finalizó casi siempre por la izquierda y sin claridad. Si bien manejó el partido con criterio y dinámica no fue muy punzante. Tuvo una sola chance clara más allá del gol en la primera mitad. Además, este llegó más por un error rival que por virtud propia. A los 23, Carlos Izquierdoz quitó en mitad de cancha y tiró un pase largo sin destino. Lucas Acevedo la cubrió con Briasco a sus espaldas, pero Jorge De Olivera salió de manera apresurada e innecesaria y descuidó el arco. El delantero ex Huracán punteó la pelota por arriba de todos, desde atrás, y se fue sólo al gol.

Luego de eso, el conjunto de Sebastián Battaglia, tuvo una oportunidad más a partir de un remate de Agustín Sández con su pierna derecha desde afuera del área que dio en el travesaño. Otra vez la misma dinámica: buen movimiento de pelota, el partido inclinado hacia la izquierda, pero en este caso el lateral sí finalizó la acción.

El Calamar antes de sufrir el gol en contra había tenido alguna oportunidad de inquietar. Si bien una vez pasada la primera línea se defendió mal, presionó bien en un par de oportunidades a Alan Varela, le quitó la pelota y pudo crear peligro. Florian Monzón tuvo un remate de afuera del área tras un robo de estas características que se fue muy cerca del palo derecho de Agustín Rossi.

Sobre el final del primer tiempo, cuando Boca ya se había confiado, el local llegó al empate de pelota parada. Suele decirse que dos cabezazos en el área terminan en gol, y la máxima se aplicó en este caso, aunque tuvo que aparecer una intervención extra. Tras un córner desde la izquierda, Acevedo cabeceó por detrás de todos, casi a modo de rescate, Monzón peinó hacia atrás y Bertolo apareció por el centro del área para vencer al arquero con un derechazo. 

Antes de los cinco del segundo tiempo, el conjunto de La Ribera avisó sobre lo que iba a pasar poco después. Briasco, de buen partido, desbordó por izquierda, frenó y sacó un centro para Aaron Molinas, pero tras su cabezazo despejó Facundo Cardozo. Tres minutos más tarde, nuevamente el jugador de la Selección de Armenia ganó por su sector, la metió en el área y tras un rechazo, el "Pulpo" González le dio de aire con la cara interna de su pie derecha y le dio la ventaja a su equipo.

Tras el tanto, Boca perdió la pelota y cedió protagonismo. Platense creció muy lentamente en el partido hasta que sobre el final acorraló definitivamente al rival. Lo llevó a jugar muy retrasado contra su arco y a sufrir el trámite. Pudo haber sido empate, pero al Marrón le faltó efectividad y sobre el final, el equipo de Battaglia lo liquidó. Cuando todo se terminaba, Cristian Pavón, que ingresó en el segundo tiempo, sentenció el resultado con un derechazo desde afuera del área.

Boca jugó un partido correcto y por momentos mostró cierto atisbo de idea futbolística. Como suele suceder, en los próximos días se harán adulaciones excesivas y se procederá a llenar de elogios a un proceso que recién comienza y por ahora mostró poco. Sólo si consigue aislarse de eso y trabajar para mejorar realmente, Battaglia podrá encontrarle la vuelta a este equipo de no tan abundantes recursos.