La está costando mucho a San Lorenzo, no tiene una estructura, y pareciera falto de espíritu para ir para adelante cuando enfrenta una adversidad.

Es cierto que Argentinos se encontró con la ventaja a los 3 minutos, justamente con gol de Nicolás Reniero, justamente la ley del ex. Pero después los de la Paternal manejaron el partido casi a voluntad.

De la mano de un "demonio" Hauche que ahora es organizador y se destaca en ese rol, manejó a San Lorenzo que no tenía reacción y se sostenía de la mano de Torrico del central colombiano Cristian Zapata.

El segundo tiempo fue un calco. Al menos hasta los 35 en que el arquero de Argentinos Lucas Cháves sacó un cabezazo a quemarropa de Di Santo y entonces el Ciclón pareció recuperar la memoria. No la del talento, el buen juego o la organización, sino la del empuje. Metió varias pelotas al área que dieron sensación de peligro.

Pero nada ocurrió, el partido terminó a favor de los de Gabriel Milito por 1 a 0 y fue justo.