Suele decirse que las estadísticas en el fútbol deben ser contextualizadas y cotejadas con la apreciación del ojo humano. Eso es tan cierto como que, siempre, es imperioso contrastar las conclusiones sacada mediante la observación con los datos duros.

Hay una opinión, quizás no generalizada, pero si con importante consenso entre los hinchas de que Lautaro Martínez desperdicia muchas situaciones de gol. Sin embargo, al analizar sus números con la camiseta de la Selección Argentina, el ex Racing posee una marca de 17 goles en 34 partidos. Es decir, ha hecho un gol cada dos partidos, una estadística muy positiva.

Entonces, ¿por qué es que queda la sensación de que Lautaro erra mucho? ¿Es totalmente falso que desperdicie goles? Por sus características Lautaro Martínez fuerza y genera más oportunidades que la mayoría de los delanteros. Siempre pica, siempre es opción, siempre, mediante sus movimientos, genera la posibilidad de que exista una chance, aunque sea mínima, de gol.

Hay delanteros que no tienen ese tipo de movimientos que fuerzan al rival. No se sienten cómodos con la definición difícil, cuerpo a cuerpo o de primera y requieren mucho más de una elaboración del equipo para tener una oportunidad.

Al mismo tiempo, el actual delantero del Inter no duda a la hora de rematar. Cada vez que le llega sin chances de algo mejor prueba al arco, ya sea que esté bien pisado, o no, que esté desacomodado, cayéndose o que tenga que pegarle con una parte no tan recomendada del cuerpo. El remate no tiene por qué se ser franco para que él lo intente.

Eso genera muchos goles propios y muchas oportunidades para compañeros, que pueden aprovechar acciones imperfectas que dejan una segunda chance. Pero, al mismo tiempo, lo hace fallar más que a otros; una ecuación sencilla, prueba más, patea más y por ende comete más errores, pero también incrementa sus chances de acertar.

Hay otros atacantes que tienen un estilo diferente. Confían tanto en su equipo, en su olfato o en su certeza para definir que no sienten la necesidad de forzar tanto a la defensa con embates y movimientos tan permanentes. Aspiran a menos oportunidades pero más claras. A su vez, la mayoría de los que tienen esas características, no rematan al arco si no están perfectamente acomodados, bien pisados y en una posición próspera para que la pelota ingrese. Si no se dan esas condiciones optan por un pase, algún tipo de descarga o por tomarse todo el tiempo que sea necesario hasta que se generen ese ambiente óptimo, a riesgo de perder la pelota.

Para ejemplificar, al grupo de jugadores como Lautaro Martínez pertenecen a nivel local Emmanuel Gigliotti, dentro de los de pasado reciente en el fútbol argentino o Braian Romero, entre los que juegan actualmente. Goleadores a fuerza de insistencia, que fallan más porque generan más.

Y dentro del otro grupo se puede ubicar a futbolistas como Teófilo Gutierrez en el pasado cercano o Silvio Romero en la actualidad. Más precisos, con la sensación de ser más implacables y que pueden hasta convertir goles más estéticos, pero que sí las condiciones de partido no son buenas pueden estar 90 minutos sin tocar la pelota.

A nivel internacional también hay jugadores de esa índole, tanto argentinos que se destacaron en el exterior como extranjeros. Gonzalo Higuaín fue un delantero con movimientos e intentos similares a los de Martínez y Sergio Agüero se asocia más a los delanteros del otro sector, siempre pensando en sus momentos de mayor plenitud.

En otros países dos ejemplos destacados son Karim Benzema y Timo Werner. El francés del Real Madrid tiene una técnica individual notable y se genera acciones en base a su capacidad asombrosa con la pelota y para ubicarse, pero no hace un desgaste tan grande en función del desmarque, el pique a los espacios o el juego físico. Además, no suele patear sino tiene la certeza de que su disparo llevará riesgo.

El alemán, campeón de la Champions League con el Chelsea, es, por el contrario, un delantero cuya mayor virtud es la de exigir al límite a los defensores con corridas al vacío, movimientos incesantes y búsqueda del error rival. En consecuencia tiene más oportunidades y por lo tanto falla más que muchos otros, pero su equipo cuenta con toda su labor para crear y para descomprimir situaciones complicadas en defensa.

Más allá de que son características diferentes y cada futbolero y cada técnico tendrá predilección por uno u otro estilo, la Selección Argentina parece necesitar un atacante del estilo de Lautaro. Los jugadores de gran pie y alta jerarquía que tiene la albiceleste a la hora de la creación requieren alguien que desespere y obligue a los defensores contrarios para generar espacios y desmarques, que sea una opción permanente de descarga, incluso sin estar cómodo o sin poder, a partir de la recepción, llevar riesgo al arco rival.

La tarea del ex jugador de Racing es para el conjunto nacional, totalmente imprescindible. Lionel Scaloni parece entenderlo del mismo modo, dado que incluso cuando decidió poner a Agüero, decidió ubicarlo a su lado y no en su lugar. Sus características le son totalmente necesarias a sus compañeros y su jerarquía es incuestionable.