El Barcelona de Leo Messi anda de capa caída. Quedo afuera de la Champios League en una instancia muy inicial, tiene nuevo presidente, su ex presidente está en la mira de la Justicia española, el plantel no responde a los deseos de su entrenador Ronald Koeman, y uno de sus astros, incorporados hace ya un par de años, nunca terminó de rendir: Antoine Griezmann.

A la Juve no le va mucho mejor. Con técnico bastante nuevo como Andrea Pirlo, símbolo del club como jugador, está lejos de la cima del torneo local y corrió la misma suerte que el Barcelona en la Champios: ya está afuera. El argentino Paulo Dybala, que había asombrado con su talento, en estos tiempos mira los partidos desde el banco de suplentes.

Para colmo, fruto de la pandemia, los clubes están faltos de fondos para grandes incorporaciones y ambos clubes de primer nivel mundial tienen que rebuscárselas para reforzar su plantel sin los grandes gastos de otras épocas.

Así surgió la idea de retomar el viejo sistema de comercio, el primero que conoció la humanidad: el trueque. Al Barcelona no le cierra Griezmann, y la Juve no usa a Dybala, ¿y si los cambiamos mano a mano?. Los rumores arrecian y se los ve probables. Tal vez en las próximas horas se concrete el trueque sin dinero de por medio, de jugadores de valores mas elevado, que se haya conocido.