El celebrado autor de “Ala de criados” y “Salomé de chacra” presenta ahora en el Cervantes una de sus obras clásicas: “El partener”.

En una modesta habitación y envuelto en unas sábanas inenarrables, un hombretón ronca descaradamente en su camita. Es Pacheco (Juan Palomino), un artista de recitado y zapateo que recorre las rutas bonaerenses actuando en peñas y parrillas populares. Muchas veces, como en esta parrilla de Campana, trabaja también de mozo, pero él sostiene que sólo está dando una mano al patrón. Pacheco parece dormir sus borracheras con alegre naturalidad, a la sombra de su poncho emblemático, con su pequeña radio a transistores y en compañía de las cucarachas locales.

Todo va bien hasta que aparece Nico (Rodrigo Álvarez), quien no puede contener la ira al verlo tan relajado y feliz después de haberlo abandonado una vez más. Nico es su hijo, aquel niño zapateador con quien formaba un dúo que duraba hasta que a Pacheco se le cruzaba una pollera por delante. Esta última vez, incluso, Nico quedó perdido en un hospital después de haberse lastimado un tobillo. Ahora que encontró a su padre, después de años de búsqueda, el joven quiere recuperar su condición de partener, pero ese lugar ya está ocupado por Nydia, una mujer sencilla de la zona que enseña bailes folclóricos.

El conflicto que bellamente plantea Mauricio Kartún en esta pieza ya clásica es uno de los ejes cruciales de la vida, el amor entre padres e hijos, los derechos y las responsabilidades. Pacheco quiere a su hijo, pero no está en condiciones de hacerse cargo de él, no quiere y no puede. Y Nico, después de tantos años de abandono, reclama ese lugar con vehemencia aunque ciertamente ya está en edad de hacerse cargo de su propia vida.

Juan Palomino, en un gran momento de su carrera, encuentra el tono justo, la intensidad y el matiz exacto de humor para hacer de Pacheco un ser profundamente querible a pesar de sus debilidades. Rodrigo Álvarez construye un joven Nico lleno de energía pero vulnerable y conmovedor en medio de sus turbulencias emocionales. El personaje de Nydia es un poco más difícil de ubicar. Ella sólo quiere escapar a un padre despótico y una vida oscura de pueblo. Es clarísima con Pacheco pero equívoca con Nico. Se declara parlanchina, y lo es, pero con un dejo no exactamente burlón sino más bien afectado en su entusiasmo permanente y en la manera disciplinada de suprimir las eses.

Estrenada en 1988 y recién llegada de una gira por el país, “El partener” plantea una historia sencilla y vigente, austera y compasiva con sus personajes. La puesta de Manuel Vicente consigue llenar de luz e incluso alegría ese sórdido cuartucho donde Pacheco quiere escapar una vez más de sus compromisos y donde Nico y también Nydia comienzan a vislumbrar sus propios caminos.