Canta Carlos Gardel, y su figura es un emblema que une Argentina con Colombia. No sólo porque al Zorzal criollo, en ese país le tocó despedirse sino porque el tango se disfruta en Colombia tanto como en el más porteño de los barrios de Buenos Aires.

La misma música identifica a estos países que se vieron las caras futbolísticamente en la ciudad de Santa Fe.

Los Diablitos son un grupo dedicado al vallenato (género musical autóctono de la costa caribe colombiana) con epicentro en la antigua provincia de Padilla. Con su estilo romántico, decidieron acercarse al Río de la Plata interpretando la popular canción de Vicentico, Los Caminos de la vida.

El rock no podía ser la excepción en este juego de unir Argentina y Colombia.

Soda Stereo, una banda ligada al éxito, y Andrea Echeverrila voz solista del reconocido grupo colombiano Aterciopelados hicieron el “hit”: La ciudad de la furia. “Me veras volar por la ciudad de la furia donde nadie sabe de mí y yo soy parte de todos”…

Shakira, cantante y bailarina nacida en Barranquilla, tuvo su consagración futbolera a nivel mundial con el Waka-Waka en Sudáfrica 2010. Hizo vibrar, cantar y bailar a millones de personas. En tanto Diego Torres, de la mano de Color Esperanza llegó hasta al Vaticano. Y ahora canta el himno de la Copa: “Creo en América”.

Hoy, más allá de la música nos une la pasión. Está vez por la Copa América.

¿Quién no se acuerda del récord Guiness negativo de Martin Palermo por malograr tres penales en un mismo encuentro frente al seleccionado en el que atajaba Miguel Calero? ¿O de Óscar Córdoba, Mauricio “Chicho” Serna, y Jorge “El Patrón” Bermúdez, estrellas que ganaron todo con Boca Juniors?

El mate argentino y el café característico del país vecino acompañaron a cada uno de los hinchas que vibraron minuto a minuto el partido que se disputo en el estadio Brigadier General Estanislao López. Conocido popularmente como el Cementerio de los Elefantes porque los equipos denominados grandes (Boca, River, Racing, Independiente, San Lorenzo) frecuentemente caían derrotados.

Estos países se unen en la música, el idioma y sus tradiciones, pero sobre todo en la exaltación de un grito que tiene tan solo tres letras: gol.