El feriado es hoy. Pero el día de la Soberanía Nacional fue el miércoles. Se recuerda aquella heroica batalla de ¨La vuelta de Obligado¨ cuando las fuerzas patrióticas cerraron el paso del rió con cadenas ante el avance prepotente de los 90 buques mercantes y 20 de guerra de la flota anglofrancesa.

La defensa de nuestro territorio fue celebrada en ritmo de triunfo por la letra de Miguel Brascó y la música de don Alberto Merlo. Emociona aquel desafío que en una de sus versiones decía ¨Que los parió a los gringos, que se nos vienen, ahijuna gran siete, navegar tantos mares, venirse el cuete¨.


Creo que la soberanía territorial es la máxima expresión de la independencia de una Nación. Pero estoy convencido que la soberanía política es una condición necesaria para tener un país mas libre y mas justo.


Son dos caras de la misma moneda de la dignidad nacional. Ningún pueblo está de pié si no defiende la tierra que dejará a sus hijos y a los hijos de sus hijos pero con eso solo no alcanza. Hay países en el mundo, pocos pero que todavía existen, donde el orgullo por la independencia esta en primer plano pero la expresión del soberano que es el voto, no existe.


Esos países no pertenecen a ninguna potencia extranjera y eso es muy bueno. Patria si, colonia, no. Pero pertenecen a dinastías autoritarias que duran 30 o 40 años .


Son dictaduras de derecha o de izquierda de apellidos permanentes que se comportan como los duenios del país y que no permiten la soberanía política, el voto, la democracia, la alternancia, los controles republicanos. Es una soberanía que solo existe para un grupo y por lo tanto no le sirve al pueblo. Por eso digo que la soberanía popular, la del ciudadano que opina, premia y castiga, corrige, protesta y participa con su sufragio es determinante.


Lo digo por todo lo que pasó en los últimos días. La derrota electoral mas profunda del kirchnerismo provocó la expulsión de funcionarios mas grande desde su nacimiento. Ni Cristina ni Néstor le habían sacado nunca tantas tarjetas rojas a su propia gente. Es mas, se decía como un valor en su estilo de conducción, que los Kirchner hacían muy pocos cambios de gabinete. Y que jamás entregaban a sus colaboradores ante el reclamo de los opositores o de los medios de comunicación.


Ese pilar del kirchnerismo se cayó a pedazos. Se derrumbó porque Cristina, frente a la paliza electoral que recibió el 27 de octubre no tuvo mas remedio que eyectar del poder a los personajes mas nefastos como el caso de Guillermo Moreno o los mas inútiles como Juan Manuel Abal Medina o Hernán Lorenzino.


Repito el concepto de ¨no tuvo mas remedio¨, por si algún distraído cree que Cristina eligió oxigenar el gabinete de ministros. No eligió nada. Fue obligada por los millones de votos que perdió y que fueron a parar a distintas variantes de la oposición. Y me quiero detener en esto un segundo para hablar de la soberanía popular. En los últimos tiempos algunos agoreros que le quieren bajar los brazos y la moral al ciudadano quisieron instalar esa idea nefasta de que el voto no sirve para nada. De que votar es perder el tiempo, que es al cuete, que nada cambia, etc, etc.


Estos días agitados demostraron en forma clara y contundente que eso no es cierto. Que es una falacia de los que se quieren quedar con todo. De los que celebran solo la soberanía territorial pero quieren el país para una familia o una secta política y no para los 40 millones de argentinos. Ese acto sencillo, profundo e igualitario de votar, es lo primero que las dictaduras prohiben.


Por eso cada comicio es un canto a la democracia y a la república. Por eso digo que los votos en las urnas fueron los que le cortaron la cabeza a los peores símbolos del poder K. Fueron los ciudadanos con su participación, con sus cacerolazos, con sus protestas y con su votos lo que obligaron a Cristina a tirar por la ventana a Moreno, quien será recordado como el funcionario que mas destruyó la economía de la década, y a Abal Medina que pasará sin pena ni gloria al arcón de los recuerdos de los obsecuentes que no tuvieron pensamiento propio para estar a la altura de su cargo.


Viva la soberanía territorial que nos permitió frenar a la flota anglofrancesa. Pero también, viva la soberanía política que nos permitió frenar a algunos patoteros ignorantes y comisarios políticos de cuarta que tuvieron que irse con la cola entre las piernas. Que lo parió a los gringos. Pero también que los parió a Moreno y a Abal Medina. Navegar tantos mares. Soberbios al cuete.