Para Hugo Moyano, lo acaba de decir, fue un día de fiesta. Una jornada histórica.

El primer paro nacional contra el gobierno kirchnerista marca un punto de ruptura, cómo dudarlo.
Para el Gobierno nacional, en cambio, fue un piquetazo.

El jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, atribuyó a los cortes la fisonomía que tomó la ciudad.
Porque pareció un feriado.

Se le puede cuestionar, y yo le cuestiono, la metodología.

El derecho a huelga no te da derecho a obligar a nadie a parar.

Con este paro, cruje también la idea de que sólo la clase media y alta privilegiada se opone a este Gobierno. "Lo dijo Miceli: no voy a cuestionar la marcha de la clase media, el 8N, pero la marcha de los trabajadores se vio hoy. Estuvimos los trabajadores en la calle".
Entre el paro y la marcha de las cacerolas se abre un nuevo escenario político para el Gobierno, en el que el sueño de la reelección parece eso: un sueño y ahora lejano.