Pueden ser enemigos declarados o simples individuos que se esconden detrás de las pantallas. O, peor aún, pueden ser “mercenarios de la información en línea” que se alistan en “ejércitos de trolls” creados por regímenes autoritarios. En ambos casos, según Reporteros sin Fronteras (RSF), el fin es el mismo: callar a los periodistas que difunden contenidos que les molestan. Están dispuestos a emplear métodos violentos, agrega el informe Acoso en línea a periodistas: cuando los trolls arremeten contra la prensa. Son predadores de la libertad que se valen de las nuevas tecnologías para expandir su modelo represivo.