Lejos de enderezar a Libia, la intervención militar para terminar con la dictadura de Muamar el Gadafi terminó torciéndola aún más. Fue un “error de Occidente”, según el presidente de Francia, François Hollande. Quizá como la guerra contra Irak, salvando las distancias. La ejecución de Gadafi, al amparo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), resultó ser, a los ojos del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, “un espectáculo de mierda”. Libia es ahora “un desastre”. Tiene tres gobiernos y mil problemas, originados por la turbadora presencia del Daesh o Estado Islámico, de Al-Qaeda y de traficantes de refugiados, armas y drogas.