En tiempos de guerra, decía Winston Churchill, la verdad es tan preciosa que debe ser protegida por un convoy de mentiras. Nicolás Maduro, rodeado de militares, quiso quitarle hierro a la crisis venezolana con eso, un convoy de mentiras: “¿Qué ayuda humanitaria? Cuatro gandolas de comida podrida, que le sobraba al ejército de Estados Unidos. Comida cancerígena, que ya ha provocado heridos, intoxicados y, me dicen, hasta fallecidos en Cúcuta, ha salido en prensa por ahí”. La afirmación de Maduro se basó en un fotomontaje atribuido al diario local La Opinión, desmentido de inmediato, que denunciaba la intoxicación de 14 personas que habían ingerido alimentos donados por la Agencia de Cooperación de Estados Unidos (Usaid).