Tras la asunción de Donald Trump, Washington se despidió de uno de sus residentes más queridos. Bao Bao, la osa panda que moraba en el zoológico, debió ser trasladada a China como parte de un acuerdo entre la Asociación China de Conservación de Vida Salvaje y el Smithsonian’s National Zoo. El adiós coincidió con los primeros roces entre Estados Unidos y China. Lejos quedaba la visita de Richard Nixon a Pekín en 1972 para restablecer la relación bilateral y la cena con el primer ministro, Zhou Enlai, durante la cual la primera dama norteamericana, Pat Nixon, reveló su “amor” por los pandas.