MADRID – Todo apunta a desalentar la inmigración. Si el gobierno de Donald Trump no tiene empacho en separar a padres e hijos cuando cruzan ilegalmente la frontera de México a Estados Unidos, el de Italia no distingue entre italianos y gitanos. Como si los gitanos, en su mayoría rumanos, no fueran europeos. ¿Qué se propone el vicepresidente Matteo Salvini, también ministro del Interior? Hacer un censo de los gitanos de la etnia sinti y echar a aquellos que sean irregulares. "A los que sean italianos, por desgracia, nos los tendremos que quedar", se excusó, resignado, como si fuera el dueño del país.