El papa Francisco instó a “luchar por la abolición global de la pena de muerte”, al hablar ante el plenario del Congreso de los Estados Unidos, en la ciudad de Washington, en uno de los eventos más relevantes de su agenda de cinco días en ese país.

El pontífice argentino comenzó su discurso en inglés a las 10.04 hora local (11.04 hora argentina) y allí apuntó contra la pena capital, vigente en 31 de los 50 estados de Estados Unidos, al afirmar que “todo ser humano está dotado de una dignidad inalienable, y la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de los condenados por crímenes”.

En otro fragmento, el papa Francisco advirtió que "ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico". "Esto significa que debemos estar particularmente atentos a toda forma de fundamentalismo, tanto religioso como de otro tipo", agregó.

"Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar", expresó el Papa, ante un Congreso en silencio.

"Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar", subrayó.

En una de las frases más fuertes del discurso, el Papa afirmó que Estados Unidos sigue siendo "una tierra de sueños" y, al abordar el tema de la inmigración -que genera fuertes disputas en el Congreso-, dijo: "Nosotros, las personas de este continente, no les tememos a los extranjeros, porque la mayoría de nosotros fuimos alguna vez extranjeros". La mayoría de los legisladores respondió con un fuerte aplauso de pie.