Los franceses impusieron en el léxico político moderno tres palabras clave: derecha, izquierda y ballotage. En los últimos años aportaron otra, Le Pen, sinónimo de extrema derecha. La palabra Le Pen encontró ahora su antónimo: Macron. Equivale a sensación de alivio. O algo así. No sólo para Francia, sino también para Europa. Eso, un consuelo, representa el pase al ballotage o la segunda vuelta de las presidenciales de Emmanuel Macron, candidato centrista e independiente que defiende sin ambages la cesión de la soberanía a la Unión Europea (UE) y el símbolo totémico del euro, frente a su reverso, Marine Le Pen, abanderada del nacionalismo a ultranza.