Las elecciones autonómicas tocaban en marzo de 2019. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, decidió adelantarlas. Creía que eran un trámite. Uno más. Las encuestas daban por descontada la enésima victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el territorio que gobierna desde hace 36 años. Ganó Díaz, pero el batacazo de Vox provocó un tembladeral en la socialdemocracia, en caída libre en casi toda Europa. Por primera vez un partido de ultraderecha, primo hermano de la Agrupación Nacional (antes Frente Nacional francés) de Marine Le Pen, ingresa en un parlamento autonómico español.