Hace cuatros años Diego Buonanotte protagonizó  un accidente, entre las localidades santafesinas de Teodelina y Arribeños, los acompañantes del auto que manejaba fallecieron.

Debió pasar 12 días internado en terapia intensiva, luego Buonanotte fue transferido al exterior.

La transferencia fue pedida por el mismo jugador, ya que la gente, en las canchas, lo insultaba y le recordaba su accidente.

"No volveré a ser feliz como antes, pero tengo una razón para vivir, que son mis hijos", confesaba hace unos meses.

Surgió en River. A los 20 años, fue uno de los mejores en el equipo que ganó el Torneo Clausura 2008, y poco después integró la selección que obtuvo la medalla dorada en los Juegos de Pekín, aunque sólo disputó un encuentro. Después llegaría el accidente automovilístico y la tragedia que le cambió la vida. Y el tiempo de emigrar, de buscar nuevos aires.

El domingo pasado volvió al Monumental y fue la figura. Pero no con la camiseta de River  y sí con la de Quilmes. El santafesino puso el 1 a 1 parcial y no lo gritó. Luego admitió haber tenido "sensaciones raras".
 
"No grité el gol por respeto a la gente de River. No fue fácil porque hacía rato que no se me daba el gol, y yo siempre me acostumbré a estar cerca del gol. Por eso, volver a anotar fue, por un lado, una sensación linda, pero también un poco extraño porque se dio contra River, que es el club en el que me crié", amplió Buonanotte, que en la Argentina no anotaba desde octubre de 2010, en un empate 1-1 contra Racing.
 
Buonanotte debutó en River en el 2006 y jugó en el club de Núñez hasta el 2011. Tras su paso por España (jugó en Málaga y Granada) y México (estuvo en Pachuca) regresó al fútbol argentino este año para sumarse a Quilmes.