El Papa Francisco dio énfasis esta mañana a la internalización del Colegio de Cardenales favoreriendo la incorporación al "club más exclusivo del mundo" de altos prelados provenientes de los países de la periferia del planeta o de diócesis consideradas como secundarias (caso de Italia) en detrimento de otras tradicionalmente de nivel cardenalicio. Veinte nuevos purpurados, 15 de ellos menores de 80 años de edad que podrán votar en el próximo Cónclave que elegirá al sucesor de Jorge Bergoglio, y cinco no electores que han superado esa edad.

Entre ellos se encuentra el arzobispo emérito de Tucumán, Luis Héctor Villalba, amigo personal del Papa argentino. En la basílica de San Pedro, donde 19 nuevos cardenales recibieron el birrete y el anillo de su nuevo rango, asistían en la primera fila el enviado de la presidenta Cristina Kirchner, el titular de la Cámara de Diputados, Julián Dominguez, y el embajador ante la Santa Sede, Eduardo Valdés.

En su homilía, Francisco pidió a los nuevos "cardines" de la Iglesia de Roma: "Sean un ejemplo de caridad" y "no aceptar ninguna injusticia".