El divorcio no es sólo entre el Reino Unido y la Unión Europea. El divorcio global es más traumático que el Brexit. Coincide en tiempo y forma, pero, más allá de eso, el único hilo conductor es la protesta de las sociedades contra los gobiernos y, cual mar de fondo, contra el sistema. El oasis en el cual vivía Chile, versión Sebastián Piñera, se convirtió de pronto en un polvorín por el aumento de la tarifa de un servicio público, el metro, como ocurrió con el combustible en Ecuador y en Francia o, el colmo, con la pretensión de gravar un impuesto sobre las llamadas de voz de WhatsApp en el Líbano. Nadie previó los estallidos.