En noviembre de 2015, Turquía derribó un jet ruso que sobrevolaba la frontera con Siria. El incidente originó una importante crisis bilateral. Tan importante que hasta hizo germinar una hipótesis de conflicto entre los gobiernos de Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. La intervención en la guerra siria, de la cual Rusia y Turquía participaban con enfoques enfrentados, soldó la fisura. Días después de la reconquista de Alepo, la primera victoria militar del presidente sirio, Bashar al Assad, tras el estallido de la Primavera Árabe, el asesinato en Ankara del embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, puso en duda nuevamente la firmeza de la relación.