Ayer dos grupos de personas se llevaron aplausos a la hora de votar. Por un lado, los chicos que votaron por primera vez. Por otro, las personas mayores que,  a pesar de las dificultades físicas,  se acercaban para votar. 

En nuestro país la votación es obligatoria para quienes están entre los 18 y 70 años. Los menores de 16 y 17 pueden votar si se empadronan previamente. En estas PASO se empadronaron 861.149 chicos, poco más del 2% del padrón electoral. Estos jóvenes son un segmento muy codiciado por los candidatos,  que introdujeron en sus campañas temas que supusieron los atraerían. 

Las personas mayores de 70 años tampoco están obligadas a votar, son más de cuatro millones y representan cerca del 10% del padrón electoral, cinco veces más que los adolescentes incorporados para esta elección.

Mi madre tiene 80 años y ayer la llevé a votar.  Como siempre se puso sus mejores galas, empujó su andador, entró con mucha dificultad a la escuela que le correspondía  y pidió que bajaran la urna.  En pocos minutos se sumaron varias personas de su edad con andadores, bastones y sillas de ruedas.  

Contra el escepticismo que hizo que muchos se alejaran de las urnas y que estas fueran las elecciones con menor participación en la historia, muchas personas mayores tienen un altísimo grado de compromiso porque pasaron  dictaduras y gobiernos militares que las hacen valorar el derecho al voto.  Mi madre intentó convencer a mi hijo de 17 para que votara: “No podés dejar pasar ninguna oportunidad de votar, yo voté pocas veces para los años que tengo y cada vez que vengo lo hago con mucha emoción. Vivimos muchos años sin democracia”. 

Sin embargo, y a pesar de que muchos de los candidatos pertenecen a esa misma franja de edad, las problemáticas de las personas mayores están prácticamente ausentes en las plataformas. La invisibilización  también llega a la política, en la que, paradójicamente, gran parte de los candidatos y funcionarios superan los 60 años. 

Mientras tanto, el magro ingreso de los jubilados,  que lleva ya décadas de atraso en gobiernos de todos los colores políticos,  es ignorado en las políticas públicas y a la hora de convocar a las urnas.  La jubilación mínima muchas veces no alcanza ni para pagar los remedios.  El sector de los adultos mayores es el que más crecerá demográficamente en los próximos años, es el espejo futuro de cada ciudadano.  A no olvidar la frase de Francisco de Quevedo, escritor español (1580-1645): “Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado”.