Los protagonistas, una manada de 14 elefantes salvajes, abandonaron una reserva en la provincia de Yunnan, en China, hace ya 17 meses. Desde entonces, los animales migratorios han estado caminando unos 500 kilómetros, pasando por campos, pueblos, ciudades, comiendo y pasando por cosechas valoradas en millones de dólares y dañando edificios.