El 21 de enero de 2017 pude asistir a la histórica Marcha de las Mujeres en Nueva York. El día anterior había llegado al poder Donald Trump y miles de mujeres marcharon en todo el país en defensa de sus derechos. La movilización principal fue en Washington, donde medio millón de personas marcharon con gorros de lana rosados, los pussyhats, tejidos por ellas mismas en acciones comunitarias como marca de presencia, identidad y lucha.