El formato de debate tan pautado, con estructuras tan rígidas, un minuto uno, otro minuto para responderse, después de la respuesta no hay chance de contra respuesta si el participante respeta las reglas, termina siendo flojo.

Es muy complejo explicar propuestas o ideas o proyectos en un minuto, especialmente cuando los candidatos quieren mostrar que tienen mucho para aportar, entonces enumeran propuestas sin explicación de como las van a instrumentar, y todo queda vacío.

El que se presentó mas tranquilo fue Leandro Santoro, el candidato oficialista, pero siguió una línea de la que los candidatos de su espacio no pueden salir. Después de la primaria perdida, contrataron al consultor español Antonio Gutiérrez Rubí, que diagnosticó que la campaña haciendo referencia al gobierno de Mauricio Macri no había resultado y había que instrumentar una campaña positiva. 

Desde entonces, los spots reflejan el cambio de perfil, campaña positiva y alegre, sin candidatos en cámara sino con jóvenes que proclaman SI!. Pero los candidatos van para otro lado, siguen exactamente con el mismo discurso de antes. Santoro habló de Macri todo el debate, pero no es el único, lo hace el presidente Alberto Fernández cada vez que habla, lo hacen todos. Si los spots van para un lado y los dichos de los dirigentes para otro, es peor que antes.

María Eugenia Vidal está muy enojada, o eso trasluce al menos. Intenta reflejar las principales demandas de la gente pero tiene una debilidad: las referencias a su gobierno en la provincia la desestabilizan. No porque no tenga respuestas, sino porque claramente es algo de lo que no quiere hablar. Pero en un debate lo temas no dependen exclusivamente uno mismo, sino de lo que proponen los rivales.

Javier Milei fue por la línea que le dio resultado hasta ahora. Atacó a "la casta" política y se mostró como si no formara parte de la misma, pero abuso de terminología economicista, y debatió demasiado con Miriam Bregman. Eso último fue un error. El que quiere crecer debate con quien esta arriba pero ignora a quien esta abajo. Milei no dejó de golpear a Santoro y Vidal, pero el 50% del tiempo lo dedicó a Bregman, lo que generó la sensación que en el debate había dos lotes: Vidal-Santoro y Milei-Bregman. El economista pudo haber evitado eso si apuntaba sus cañones hacia arriba.

Bregman justamente, pareció haber sido la mejor parada al final del debate. Mantuvo el discurso y los slogans de su espacio, alcanzó a explicar alguna propuesta, subió el tono cuando debía y estuvo serena cuando se pudo y se dio tiempo para sonreír en algún pasaje, cosa que se requiere en este tipo de exposiciones.

Flojo debate, poco aporte al electorado. Si algo cambia luego del programa de ayer en TN, en el programa A Dos Voces, puede ser respecto a la desilusión de algún votante de Milei, por su error estratégico de apuntarle a Bregman, por lo demás, no ha dejado mucho.