Un concepto llamativo rodea la carrera de Diego Pablo Simeone desde su asunción en el cargo como director técnico del Atlético Madrid. Se ha instalado la idea de que el “Cholo” tiene menos recursos que el resto de los equipos con los que compite y que su método de juego obedece pura y exclusivamente a tal carencia.

Pero, ¿tiene tal creencia un asidero fáctico? El Aleti es uno de los 10 equipos que más dinero invirtió en refuerzos en todo el siglo XXI. Desde la temporada 2000/01 hasta hoy erogó 1.350 millones de euros en 331 incorporaciones. Sin embargo, si se toma el periodo entre 2000 y 2010, el Colchonero aparece recién en el puesto 19 de equipos que más gastaron, con 250 millones de euros en 173 jugadores adquiridos.

Un promedio de menos de 1,5 millones por cada uno. La gran apuesta económica se dio en el periodo entre la temporada 2012/13 y la actual, lapso en el que al Atlético siempre lo dirigió Simeone. En ese tiempo gastó 980 millones de euros en 191 refuerzos. Prácticamente se cuadruplicó el promedio de inversión por cada uno de ellos.

En ese tiempo fue el 8º equipo del mundo que más dinero gastó para comprar futbolistas. Superó en el rubro a clubes como el Inter, el Liverpool, el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund, entre otros. Es absolutamente cierto, también, que el “Cholo” potenció una enorme cantidad de jugadores y, en consecuencia, en la misma cantidad de tiempo, el Atlético Madrid vendió por 928 millones de euros.

Por ende, y con lo mucho que ha aumentado la exposición del equipo con su presencia y lo que ha crecido en cuanto a ingresos por publicidad, merchandising, etc. el ex jugador de la Selección Argentina gestionó de un modo totalmente rentable. Aún así, habiendo gastado casi mil millones de euros, es difícil sostener la teoría de que Simeone tiene pocos recursos.

Y también cae el mito de que elige una determinada idea de juego porque solo cuenta con futbolistas capaces de interpretar ese libreto. La cifra invertida es tan imponente que podría haber elegido un once completo de futbolistas afines a otra propuesta. Lo cual es totalmente válido; el fútbol tiene múltiples caminos al éxito y es fundamental confiar en el sendero tomado para alcanzar los objetivos planteados.

Seguramente, esto fue lo que hizo el ex DT de Estudiantes y Racing. Pero, está lejos de no poder competir con lo que tiene. Posiblemente, en la actualidad cuente con el mejor plantel del España, lo que se refleja en su posición actual en La Liga, donde es líder. El “Cholo” ganó una vez dicho torneo, en 2014 y también obtuvo la Copa del Rey, la Supercopa de España, la Europa League en dos ocasiones y la Supercopa de Europa también en dos oportunidades. En Champions League siempre se ha quedado con las manos vacías.

Es lógico, dado que compiten los mejores de Europa y solo gana uno. Pero no puede atribuirse esa espina clavada a la falta de recursos. Los campeones de las últimas dos ediciones, Liverpool y Bayern Múnich, han invertido menos en los últimos 8 años que el Atlético. Y si existiese una falta de recursos futbolísticos, también le cabría responsabilidad al entrenador, que habría fallado en un eje esencial de su cargo como es la selección de futbolistas.

La apuesta más cara de Simeone fue João Félix, portugués que llegó del Benfica con 19 años, en 2019. El delantero costó 127 millones de euros y fue el tercer traspaso más caro de la historia. Aún sigue en el plantel, pero nunca se hizo titular indiscutible ni mucho menos. De hecho, en los cuatro partidos de liga que el conjunto madrileño jugó entre la ida y la vuelta de la serie ante Chelsea, solo fue titular en uno.

La segunda incorporación más cara fue la del francés Thomas Lemar, por 72 millones de euros. El ex Mónaco tampoco logró nunca afianzarse como titular. Recién en esta temporada, en una posición que no es en la que se había destacado en el pasado, como lateral-volante por izquierda, pudo tener más minutos en cancha. Aun así, no fue titular en el partido de vuelta por los cuartos de la Champions League.

Simeone es de los mejores entrenadores del mundo, pero su asociación permanente del éxito con el triunfo eterno ha llevado a muchos a justificar sus derrotas a partir de supuestos que quedaron impregnados en el inconsciente colectivo. Sin embargo, los fríos números, que para algunas circunstancias resultan una explicación insuficiente, en este caso ofrecen una explicación que el sentido común pasa por alto.

Juan Ignacio Minotti