El Paris Saint-Germain se ha constituido en un equipo que todo lo adquiere. Apenas asimilada la noticia de que el histórico capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, no seguiría en dicho equipo, todos los fanáticos del fútbol imaginaron un probable destino, si bien no había ningún indicio al respecto. Ese destino, imaginario en un inicio, hoy es una realidad.

El defensor llegó a un acuerdo con el PSG para incorporarse por dos años. Si bien el anuncio de que el futbolista no seguiría en el conjunto Merengue se dio hace ya algunas semanas, recién desde el miércoles 30 de junio quedó oficialmente en libertad de acción.

Un día después, parece haber un acuerdo total entre su representante, quien además es su hermano, René Ramos y el director deportivo del PSG, Leonardo. Resta aún que se realice los correspondientes exámenes médicos y ponga su firma, pero desde lo contractual todo está arreglado.

El español estará bajo las órdenes de Mauricio Pochettino, el director técnico argentino. Con la salida de Thiago Silva al inicio de la temporada que pasó, en el equipo francés se abrió una posibilidad para un defensor de peso y experiencia. Marquinhos, quien hoy probablemente sea el mejor central del mundo, parece tener su lugar asegurado.

Presnel Kimpembe, en cambio, pese a ser un excelente jugador que podría ser titular en casi cualquier equipo del mundo, tiene menos chances de competir con la chapa de Ramos. Además, la incorporación le da al DT la posibilidad de jugar con línea de tres defensores con más facilidad.

En el equipo francés, el futbolista que convirtió aquel glorioso gol en el último minuto de la final de la Champions League 2014 ante el Atlético Madrid, se reencontrará con Ángel Di María y Keylor Navas, con quienes compartió plantel en el Real Madrid.

El PSG se ha convertido en un equipo que genera amores y odios entre los futboleros. Otorga la posibilidad de ver a jugadores de la más absoluta élite jugando juntos, pero a su vez genera antipatía en los hinchas más románticos, que se niegan a que todo pueda comprarse con dinero. Aunque todo no, dado que a pesar de lo invertido, aún no ha podido levantar la Champions League.