Irán habría enviado dinero para la campaña de Cristina Fernández de Kirchner en 2007 a cambio de impunidad en el atentado contra la AMIA y secretos nucleares, aseguraron a la revista brasileña Veja tres ex miembros del gabinete de Hugo Chávez que estaban al tanto de la mediación de Venezuela y hoy se encuentran exiliados en los Estados Unidos.

Según una nota que aparece en la edición de hoy de Veja, el entonces presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad pidió personalmente a Chávez interceder ante el gobierno argentino para obtener tecnología nuclear para su país y lograr que los iraníes sospechosos de estar detrás del ataque terrorista en Buenos Aires fuesen retirados de la lista de Interpol. La solicitud habría sido hecha durante una visita de Ahmadinejad a Caracas en enero de 2007, y confirmaría la hipótesis de encubrimiento que el fiscal argentino Alberto Nisman había presentado poco antes de morir misteriosamente.

Veja no revela las identidades de los tres ex integrantes de la cúpula chavista, se limita a apuntar que se trata de tres personas que forman parte de un grupo de doce ex altos funcionarios venezolanos que, tras la muerte de Chávez, rompieron relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro y se exiliaron en Estados Unidos, donde colaboran con las autoridades estadounidenses en investigaciones sobre narcotráfico y terrorismo.

Según las fuentes de la publicación brasileña, la valija con los famosos 800.000 dólares con los que fue descubierto el empresario venezolano Guido Antonini Wilson al llegar a la Argentina en agosto de 2007 provenía de Irán, tenía como destino la campaña presidencial de Fernández de Kirchner, y el gobierno de Chávez habría servido sólo como intermediario.

"El dinero era originario de Irán para la campaña de Cristina Kirchner", dijo uno de los ex chavistas a Veja.

Siempre de acuerdo a los venezolanos ahora radicados en Estados Unidos, el gobierno de Chávez mantenía varios negocios sucios con Irán. Estos incluían el envío de cocaína, documentos y equipos en un avión Aribus A340 que hacía la ruta Caracas-Damasco-Teherán y que funcionó entre marzo de 2007 y septiembre de 2010 bajo la supervisión del entonces ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami, hoy gobernador del estado de Aragua. Con la coordinación del encargado comercial de la embajada de Venezuela en Damasco, el libanés Ghazi Nasr al-Din, la droga era desembarcada en la capital siria y servía como fuente de financiamiento para el grupo terrorista Hezbollah. A su regreso, la aeronave, apodada "aeroterror" por los venezolanos, traía dinero en efectivo y terroristas buscados internacionalmente con nuevos pasaportes venezolanos.

Entre los personajes encubiertos por las autoridades venezolanas estaba el clérigo Mohsen Rabbani, citado por Nisman como uno de los presuntos autores del atentado contra la AMIA en 1994. Rabbani habría utilizado un pasaporte venezolano concedido por Al-Din para visitar en secreto Brasil por lo menos tres veces.