El Gobierno de Argentina ha informado recientemente sobre el aumento alarmante de casos de infecciones graves causadas por la bacteria Streptococcus pyogenes. Esta bacteria, comúnmente conocida por causar faringitis, en ocasiones puede llevar a cuadros más complicados e invasivos, con un alto índice de letalidad.

En julio, el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud reportó 118 casos y 16 muertes relacionadas con esta bacteria. Sin embargo, los números actualizados revelan ahora un saldo de 382 casos y 64 muertes en un lapso de cuatro meses, lo que indica un aumento de más de tres veces en los contagios. Además, la tasa de letalidad ha aumentado a un 16,6%.

El Boletín Epidemiológico Nacional también hizo referencia a la bacteria Streptococcus pyogenes en su edición de la semana 43, pero solo se mencionó un brote en La Pampa, donde se registraron 10 casos invasivos y dos muertes, sin antecedentes de este tipo de casos en años anteriores.

Investigadores del Instituto Malbrán realizaron un estudio en julio y encontraron la presencia de una cepa hipervirulenta de la bacteria, conocida como clon M1UK. Este clon ha mostrado una rápida expansión en otros países y se ha relacionado con el aumento de casos de escarlatina y de infecciones invasivas. Se trata de un nuevo linaje de la cepa pandémica M1T1.

Los expertos también han señalado que este escenario epidemiológico puede estar relacionado con el "factor gripal", el período de inmunidad reducida después de la pandemia y las condiciones climáticas cambiantes e inestables que favorecen la proliferación de virus y bacterias.

La transmisión de la bacteria Streptococcus pyogenes ocurre por contacto cercano con una persona infectada y puede transmitirse a través de la tos, los estornudos o el contacto con una herida. Los síntomas suelen incluir fiebre, dolor de garganta, agrandamiento de los ganglios del cuello y, en casos de infecciones en la piel, enrojecimiento, dolor localizado y la aparición de ampollas y costras.

La prevención de esta enfermedad es similar a la de otras enfermedades transmitidas de persona a persona, como lavarse las manos frecuentemente, limpiar y ventilar los ambientes diariamente, descansar si se presentan síntomas, no asistir al trabajo o la escuela mientras duren los síntomas, no automedicarse y cubrir la boca al toser o estornudar.

Aunque el Streptococcus pyogenes sigue siendo sensible a la penicilina, la amoxicilina y las cefalosporinas, la mortalidad sigue siendo alta, especialmente entre los adultos, llegando al 24% en casos de fascitis necrotizante y al 36% en casos de síndrome de shock tóxico estreptocócico, aunque la mortalidad en niños es menor.

Por Continental, el infectólogo Hugo Pizzi recomendó acudir al médico ante la aparición de los síntomas, ya que el tratamiento adecuado con antibióticos suele ser muy eficiente. Sin embargo, es importante no dejar que la enfermedad evolucione, ya que esto puede complicar el cuadro y provocar una septicemia.

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