La Selección de Finlandia jugó este año la primera Eurocopa de su historia. Ni de la mano del enorme Jari Litmanen, símbolo del Barcelona y el Liverpool, habían conseguido disputar el máximo torneo de selecciones europeas. Por eso, esta edición fue todo un suceso para los hinchas que acompañaron al equipo, se ilusionaron con el triunfo en la primera fecha ante Dinamarca y se llevaron una decepción al quedar afuera pese a haber finalizado terceros.

Sin embargo, lo peor sucedió después: cuando regresaron a su país, a 86 de ellos se les diagnosticó COVID-19. El seleccionado del país del norte del Viejo Continente disputó su primer partido en Copenhague, Dinamarca y los últimos dos, contra Rusia y frente a Bélgica, en el Estadio Krestovski de San Petersburgo, en Rusia.

Cerca de 3 mil hinchas fueron y vinieron de esa ciudad, donde, según el Instituto Finlandés de Salud y Bienestar la incidencia acumulada es más de 10 veces mayor de lo que es en Finlandia. Aquellos a los que se les detectó la enfermedad fueron aislados inmediatamente. De todos modos, las autoridades están preocupadas y temen un número de casos mucho mayor.

El martes pasado, día posterior a la eliminación del equipo, los 3 mil hinchas regresaron y se produjo un embotellamiento incontrolable en la frontera entre Rusia y Finlandia, como consecuencia de los testeos que debían realizarle a cada uno de ellos. Finalmente, tras reconocer que no contaban con los recursos para atender a tal cantidad de gente, dejaron pasar a al menos 800 personas sin ningún tipo de examen.

Esta situación generó grandes preocupaciones en la UEFA, dado que es el primer caso tan masivo que se detecta en lo que va de la competición. Si bien Finlandia y Rusia están eliminadas, por lo que sus hinchas no circularán más, el lunes pasado tuvieron contacto con fanáticos belgas, que sí continúan en la competencia.

En Sevilla, España, donde se disputará el atractivo duelo de octavos de final entre Portugal y Bélgica ya están avisados y se preparan para fortalecer los controles en busca de detectar todos los casos posibles entre los aficionados. Como si todo eso fuera poco, tres hinchas de Dinamarca, el anteúltimo rival de Bélgica, se contagiaron con la variante Delta.