En polvo de ladrillo, en partidos decisivos, y más aún cuando lo ponen en aprietos, Rafael Nadal se pone absolutamente intratable. Diego Schwartzman hizo un muy buen partido y llegó a poner en serio riesgo la victoria del máximo ganador de Roland Garros. Pero en el momento clave del tercer set, el español sacó a relucir su impresionante carácter y se llevó el partido de cuartos de final. Fue 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0.